New York, New York, New York

 

New York, New York, New York

Por Irene Sebastián
Fotografía Miguel Gesteiro

La ciudad de los sueños, de las oportunidades, la ciudad que siempre está despierta o la ciudad del cine son solo algunos de los apodos que recibe Nueva York, la que es sin duda alguna, uno de los mejores destinos para visitar en San Valentín.

El momento perfecto para llegar a la ciudad es sin duda alguna de noche. Nada más llegar al aeropuerto parece casi obligado coger uno de sus típicos taxis amarillos y adentrarse en la ciudad, donde el Skyline es cada vez más imponente, hasta llegar hasta el centro neurálgico: Times Square, en la que sus luces, colores y la gran cantidad de gente te hacen sentir dentro de una comedia romántica . Y es que todos los rincones de Nueva York recuerdan a grandes escenas de películas y series con las que hemos llorado, reído y cantado.

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Si consigues hacer frente al jet lag, es hora de desayunar y en cualquier esquina hay establecimientos en los que comprar un café americano y un beagle, un pan típico que puedes tomar dulce o salado. Sin embargo, si eres cinéfilo siempre podrás pedir el café para llevar y desayunar en la puerta de Tiffany’s, como en la mítica escena de la película de Audrey Hepburn Desayuno con Diamantes.

Desde ahí es obligatorio visitar la Quinta Avenida. Se trata de la calle más famosa de Nueva York y sus tiendas (no aptas para todos los bolsillos) son un fuerte reclamo turístico. En esta misma calle se encuentra la Catedral se San Patrick, la Biblioteca Pública el Empire State Building, el tercer edificio más alto de la ciudad. Tiene dos miradores: uno en la planta 86 y otro en la 102. Desde lo alto se pueden ver una de las vistas más fotografiadas e imponentes de la ciudad e incluso podrás recrear una de las escenas más míticas de Annie Hall, la famosa película de Woody Allen.

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El lugar perfecto para hacer un alto en el camino es Central Park, a unas cuantas manzanas del Empire State. Es el corazón de la ciudad y uno de los parques más grandes del mundo, con 4 kilometros de largo y 800 metros de ancho. Dentro del parque se encuentra el Zoo de Central Park. Además, el jardín es escenario de múltiples actuaciones en directo y el lugar idóneo en el que hacer un picnic y comer un famoso hot dog comprado en algún carrito o puesto a pie de calle.
Cerca de Central Park alberga alguno de los museos de la ciudad como el Metropolitan Museum of Art.

Grand Central Terminal es otro de los lugares a visitar. Su interior ha sido escenario de alguna de las escenas más románticas del cine así como marco para bailes, conciertos de piano o rincón de susurros y besos. Dentro de su arquitectura, tiene una serie de columnas que si te acercas y susurras los de la columna contraria podrán oír a la perfección aquello que has dicho.

El lugar en el que el cine, la música el arte se unen es Broadway. Es el centro de los musicales y el lugar con el que sueñan tanto músicos como actores. No muy lejos se encuentra Chinatown y Little Italy, unas de las calles con más olores y sabores de la ciudad. Y un poco más lejos el Soho, un barrio moderno en el que se reúnen los artistas, pintores más vanguardistas y bohemios de Nueva York

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No te puedes perder el Puente de Brooklyn. Hoy se ha convertido en uno de los lugares más fotografiados del planeta y uno de los escenarios más reconocibles del cine hollywoodiense. Pasear por el puente es introducirse en películas como Fiebre de Sábado Noche o Manhattan. Además, si lo haces de noche tendrás una de las mejores panorámicas de la ciudad iluminada.

Antes de volver al aeropuerto rumbo a la rutina, no puedes perderte el edificio más icónico de la ciudad: La Estatua de la Libertad. Se encuentra situada en la isla de la Libertad (Liberty Island) por lo que tendrás que coger un ferry en el muelle de Battery Park, al sur de Manhattan. Desde el Ferry se puede ver todo el Skyline de Nueva York, una de las vistas más impactantes de la ciudad. Una vez llegados a la isla, es imposible no alzar la vista para atisbar la gran estatua monumento a regalado por los franceses para conmemorar los 100 años de independencia del país.

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Todas las ciudades tienen su encanto: algunas tienen monumentos imponentes capaces de dejar con la boca abierta, otras son escenarios de cuento que hacen soñar a cada paso, otras huelen y saben a pasteles, repostería recién horneada y delicia de cualquier turista que sabe que volverá con algún kilito de más. Pero Nueva York es una ciudad única, una ciudad mágica, una ciudad que todos soñamos pisar una vez en nuestra vida, y que cuando lo hacemos necesitamos repetir. Y si no, por qué Frank Sinatra le iba a dedicar una canción.

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